Vaya por delante que me refiero al congreso del PPE, partido popular europeo; al presidente del gobierno hispano  y al cantante pop.

Que en la tribuna aparezca –quitando protagonismo a los mediáticos líderes opositores ucranianos allá presentes– el «guerrero del antifaz» (que diga el cantante de U2, Bono) sin camisa de cuadros pero con sus enormes gafas –quizá para ver mejor la situación del mundo mundial– y se dedique a elogiar las reformas realizadas en el Estado español sorprende en un cantante tan preocupado siempre por las «causas justas», que pida que como agradecimiento a las austeras políticas de austeridad llevadas a cabo por Rajoy (que ayer según el cartel que adornaba el escenario pasó a ser  «Rayor» ¡ rayor y centellar!) se deben consumir productos españoles, se ha de hacer turismo en tierras hispanas y hasta se ha de escuchar música flamenca (la única existente en la piel de toro por lo visto), y ya en el colmo del colmillo (por no decir del delirio) sugiere que quizá U2 habrá de hacer algún disco de flamenco…ahora que el maestro Paco de Lucía se ha ido…quién sabe; bussines is bussines. La presencia del cantante pudiera sorprender, aunque son tantas las visitas y recepciones a las que asiste el caballero que quizá al final no sepa ni de dónde viene ni adónde va a ir a parar…además de que tras su última implicación, en la publicidad, con la empresa química multinacional transgénica Monsanto…cualquier cosa se puede esperar del caballero.
       Tampoco es que resulte muy comprensible el ademán impasible del inefable don Mariano que mientras era nombrado ni pestañeaba –ni frío, ni calor– como si la cosa no fuese con él. Tal vez era que en su proverbial ensimismamiento estuviese en otra cosa o que al ver que hablaba –según el cartel antes mentado– en nombre de «Rayor», pensó que a él, a Rajoy…no le tocaba.