Carlos Lázaro

Creemos la Txanpona, una moneda ciudadana para Euskal Herria

Desde las instituciones públicas se está movilizando todo un paquete de ayudas sociales, subvenciones, Renta de Garantía de Ingresos, bonos de consumo, medidas de reinserción social, servicios sociales, etc., sin mucho éxito. El resultado: sigue aumentando la desigualdad, el estado de bienestar está en crisis, estamos perdiendo la batalla contra la pobreza, la precariedad está en aumento, hablamos de pobres energéticos, de trabajadores pobres, de excluidos sociales…

La inyección publica de dinero (euros) que se pone en circulación en Euskadi (solo la RGI supone 500 millones/año), que debería usarse no solo para ayudar a los individuos necesitados sino también para reforzar el comercio local y la economía social, se diluye rápidamente en el mercado globalizado (Zara, Mercadona, Repsol, Naturgy, Amazon, Movistar, internet, etc.,) y solo una parte pequeña de ello queda en Euskadi al cabo de unos meses.

La Economía Social y Solidaria (ESS) aparece como un intento de crear una alternativa basada en la sostenibilidad, la solidaridad y los negocios éticos, poniendo a las personas en el centro y buscando la soberanía alimentaria y energetica, el consumo Km0, el reciclaje. A pesar del indudable éxito que está cosechando para reforzar la economía y el comercio local, la ESS se encuentra necesitada de financiación para poder desarrollarse y esta financiación es difícil de conseguir en un mercado empobrecido y en el que escasea el dinero.

Nuestra economía está basada en una divisa internacional como el euro que tiene tendencias exógenas, es decir, a salir de la economía local en busca de mercados financieros de alta rentabilidad, y que no convive muy a gusto en entornos de economía social y solidaria.

Y aquí llegamos al punto interesante de este artículo. Afirmamos que la economía basada únicamente en el euro frena las iniciativas de desarrollo local y, por tanto, proponemos modificar el sistema monetario, creando una moneda complementaria vasca (llamémosla "Txanpona"), y que circule solo por la biorregión Euskal Herria.

Usaríamos la "Txanpona" para realizar intercambios monetarios exclusivamente en la economía real, pero también para pagar las ayudas sociales, la RGI, las subvenciones, la financiación de negocios locales, la emisión de bonos cultura, de bonos de consumo, servicios sociales, etc., Incluso para el pago de impuestos locales.

Esta moneda serviría para reactivar el consumo interior de Euskal Herria, y reservaríamos los euros para el comercio exterior. De esta manera conseguiríamos un cierto nivel de Soberanía Monetaria ya que la masa monetaria que existiera en "txanponas" quedaría confinada en la biorregión y estaría obligada a circular continuamente entre agentes locales. Ninguna "txanpona" podría escapar a empresas de fuera de la biorregión y su continua circulación generaría un efecto multiplicador de la economía local.

De esta manera arreglaríamos de un plumazo la escasez de dinero para el consumo básico de las personas, financiaríamos la economía local y eliminaríamos el riesgo de "efecto llamada" toda vez que todo el dinero recibido debería consumirse en el mercado interior y no serviría para gastarlo fuera de la biorregión.

No solo eso, si hacemos que la "txanpona" solo sirva como medio de intercambio y como unidad de cuenta y no sirva como medio de acumulación de riqueza (mecanismo de "oxidacion" de la moneda) entonces alcanzaríamos el nirvana monetario: una moneda que estaría obligada a circular continuamente dentro de un entorno geográfico determinado provocando un efecto multiplicador de las transacciones económicas que reactivarían la economía local.

¿Y si queremos recorrer el camino inverso y desprendernos de nuestras “txanponas”? Hay diferentes mecanismos como pagar impuestos con ella o re-cambiarlas a euros pagando un canon o tasa de salida.

…y no es una utopía. Esto es posible hoy día. Se puede crear una moneda electrónica legal, respaldada en euros y controlada por una Entidad de Dinero Electrónico autorizada por el Banco de España (EDE) que tendría la misma validez legal que el euro… De hecho, podríamos definirla como “euros de curso legal amaestrados”.

¿Quién se responsabilizaría de gestionar esta moneda? Siendo realistas confesemos que es muy poco probable que nuestras autoridades publicas estén por la labor de ejercer ese papel y plantar cara al mercado del euro retirando euros del mercado y convirtiéndolos en "txanponas" para reforzar el mercado interior de Euskal Herria. Las autoridades monetarias y políticas fruncirían el ceño y pondrían mala cara.

Y de hecho, la sociedad civil de Euskal Herria ya lo está haciendo, citemos dos proyectos de iniciativa ciudadana como ejemplo: el proyecto “Eusko” en Iparralde (www.euskalmoneta.org), que en muy pocos años ha conseguido la mayor masa monetaria de una moneda complementaria en toda Europa y la plataforma electrónica de pago “Ekhi” en Hegoalde creada por la cooperativa de consumo Ekhilur (www.ekhilur.eus), dos organizaciones ciudadanas sin ánimo de lucro, creadas y gestionadas desde la sociedad civil y abiertas a la colaboración de asociaciones, comercios e instituciones públicas locales con una vocación transformadora y que aportan aire fresco en estos momentos de deriva del actual sistema económico.

Proyectos como Euskal Moneta o Ekhilur son una respuesta ciudadana para proteger a la economía real de los efectos que la financiarización de la vida económica están causando sobre la economía y el comercio local.

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