Gerardo Hernández Zorroza

Crisis, recortes y crecimiento

La política de recortes de la crisis anterior se justificó en un estudio realizado en 2010 por dos economistas ilustres de Harvard, Reinhart y Rogoff, que después se vió era erróneo. Fue además un fracaso que sólo sirvió para aumentar la brecha social existente. Se nos «olvidó» que crecer es innegociable –también en épocas de crisis, especialmente en ellas– aunque convenga aclarar que no todo lo que se nos ocurre puede considerarse crecimiento, que solo lo es si eleva nuestra condición humana.

Resulta esencial parar el turbo de nuestra actividad y reflexionar individual y colectivamente, sobre lo que es fundamental y lo que no, y ordenar el caos de nuestras ideas. Separar aquellas cuestiones troncales, que habrá que hacer crecer, de las que no lo son. Viejas y arraigadas cuestiones estas últimas, no depuradas, que han estado y están en el fondo de las crisis y de nuestra patología de base.

Un ejemplo de ello es la competitividad extrema, a menudo deshonesta, en la que nos movemos, que hemos aceptado, incluso bendecido. Otro ejemplo de nuestro desorden es el culto que profesamos al dinero, a conseguir ganancias a toda costa, sin límite, un auténtico becerro de oro éste que guía nuestras Economías.

Precisamos entrar en un contexto diferente, con otros referentes simbólicos, contrapuestos en muchos casos a los actuales, y que, como sucede siempre ante lo nuevo, estará presiddido por la incertidumbre de los primeros pasos. Pero hay que darlos, estamos obligados.

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