Enric Vivanco Fontquerni

De la percepción a la extrema derecha

Las prioridades que ofrecen los partidos políticos más numerosos en votos por Europa, nada tienen que ver con la realidad del pensamiento, no de la percepción, que es el truco que suelen utilizar los sesudos distorsionadores de una realidad que ya es imposible esconder debajo de la alfombra. Siempre los informes que tienen un valor trascendental en sí mismo se escamotean de una manera infantil, ya que lo tangible es imparable y está desbocado. El Senado francés ha elaborado un informe sobre el tráfico de drogas en Marsella, que dejó 49 muertos, el año pasado, entre los clanes del negocio, y como menciona el dosier están a punto de ganar la guerra, ya que se está extendiendo por otras zonas de la República. El 75% de todos los delitos está relacionado con semejante percepción. En el Principat, se ha convertido el tráfico de drogas en un semillero de problemas y de enfrentamientos entre clanes que afecta a un tejido social cada vez más amplio, ya que muchas familias viven de todo este comercio ilegal, y que se está escampando por las instituciones. No es de recibo lo que sucede en Sur Peninsular, ni que unas decenas de personas jóvenes vayan con palos hacia los funcionarios que en este caso están cumpliendo con su obligación, suceso ocurrido en Banyoles, con una población de unos 19000 habitantes algo inimaginable hace tan solo 20 años. El problema es de una dimensión que desde los estamentos oficiales ya no pueden negar. La prueba es que cada vez más se está abocando una cantidad de recursos económicos inmensos para controlar el tráfico de estupefacientes, en detrimento de las necesidades sociales de la mayoría de la población. El recurso que no ha funcionado ni funciona, es negar la realidad ya que se justifica que es fruto del pensamiento reaccionario. Esta argumentación aparte de infantilizar a la población se escamotea el debate que cada vez es más urgente plantearlo de forma seria para que los ciudadanos consensúen medidas que neutralicen la delincuencia que está perjudicando a los habitantes en general, y a los mayores en particular. No es de recibo que en barrios de Barcelona como El Raval, se estén reventando pequeños comercios para conseguir 5 euros, en la caja, debido a las urgencias de los toxicómanos. Para intentar neutralizar el problema se tiene que implicar todas las instituciones, con una legislación que no sea la actual, ya que es evidente que no funciona. La dificultad principal estriba que la convivencia y las necesidades que se crean constantemente van en sentido opuesto para que las relaciones entre humanos sean armoniosas, y que no haya un porcentaje de la población que se sienta que está excluida de la sociedad. La delincuencia existe a pesar de las disfunciones sociales.

Atentamente.

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