Una vez constatada la corrupción en los diferentes estamentos del estado, jueces, políticos, funcionarios y medios de comunicación, todos ellos a las ordenes de una mezcla de oligarquía y burocracia en beneficio de los intereses económicos que representan el Nuevo Orden Mundial, la única esperanza para salvar la Decencia, la Vida y el Planeta radica en la «sociedad civil»...

La sociedad civil es la esperanza pero también el objetivo a abatir... y para ello es necesario aterrorizarla y enmudecerla... y en ello están, próximos a desactivarnos, como relata muy bien Julen Lizaso en su excelente articulo en NAIZ, de lectura obligatoria.

La imagen de la población con la boca tapada por las mascarillas evoca a una sociedad amordazada donde no existe libertad de expresión, una sociedad atemorizada y aislada que no se atreve a manifestarse, a asociarse, a empoderarse, a protestar, a romper la regla de distanciamiento social.

Vienen tiempos duros y la mascarilla en la boca no impedirá a nuestros ojos ver lo que está pasando, aunque no nos atrevamos a protestar. Se me ocurre que algunos preferirían que lleváramos la mascarilla en los ojos para que tampoco viéramos lo que nos están preparando para los meses futuros. Incluso algunos preferirían que fuéramos como los tres monos sabios «no ver, no oír, no decir» y así llegar a convertirnos en el votante perfecto.

Dentro de un mes, el 12 de julio, iremos a votar con la mascarilla puesta y estará en nuestra mano decidir cual de ellas vamos a llevar cada uno: la de callar y otorgar (en la boca), la de no ver y no querer saber (en los ojos), la de no oír y hacer lo de siempre "gu-ta-gutarrak" (en los oídos), o la de taparnos la nariz para no oler tanta corrupción.

Les da igual como vayas, porque lo único que necesitan de ti es tu mano para meter la papeleta en la urna, a partir de ahí ya se arreglan ellos... yo creo que deberíamos demostrar que la sociedad civil vasca esta por encima de las mascarillas que nos están imponiendo.