Dos viejas naciones
El sábado pasado tuve el enorme privilegio de compartir con miles de personas un acto político en el Velódromo de Anoeta, en el que abundaban los ojos húmedos de emoción al escuchar el discurso del líder más carismático que hay en Europa en estos momentos, que no es otro que Arnaldo Otegi. El proceso iniciado en el Principado tiene un déficit importante al no disponer de un líder, como si es Otegi. Ahora es la ocasión de aprovechar el punto cero de unas antiguas políticas opuestas que al fin se han interseccionado. La vieja Europa de los Estados tradicionales, ha sido incapaz de construir una estructura política para las necesidades actuales y futuras. Es imprescindible aprovechar la ocasión y fusionar el proceso iniciado en Catalunya con el de Euskadi, para sembrar las semillas de la Europa pensada por sus habitantes, que es la Europa de las Regiones. Todo cambio necesita acumular la mayor energía posible y es esencial rechazar cualquier sectarismo. Al ser humano todavía no lo han transformado en un robot programado por las multinacionales, aunque este es su proyecto. Por ello dos pequeñas y viejas naciones de Europa, se pueden convertir si unen sus esfuerzos en el catalizador de la construcción de la Europa que urgentemente se requiere.