Iñaki San Sebastián Hormaetxea

El becerro de oro y sus cornadas

En la antesala de la peleona  campaña electoral que se nos avecina, me surge una pregunta: ¿Hasta cuándo va a seguir cumpliéndose eso de… poderoso caballero es don dinero? Llama la atención el protagonismo de Venezuela, en los ataques de todo tipo a Unidos Podemos, por parte de la acaudalada derecha más liberal. ¡Que vienen los comunistas, populistas, proetarras,  descamisados, etc., a estropearnos el negocio! ¿Puede tener credibilidad tanto disparate sin sentido? ¿Se dejará engañar el pueblo soberano, por los cantos de sirena que le llegan del Partido Popular, de Ciudadanos e incluso de la baronía irreconocible del PSOE? ¿Van a ser creíbles, ahora sí, las promesas de quienes han estado engañando a la buena gente, con el mayor descaro? A estas alturas de la película solo me atrevo a susurrar un… vivir para ver. Aunque parezca mentira, uno llega a la conclusión de que todo es posible en la piel de toro. Y más en un verano en el que, dada la preocupante situación en el mundo árabe,  lloverá generosamente el maná del turismo, adormeciendo demasiadas conciencias. ¿Felicitamos a los camareros o lloramos por el invierno de cuantos vuelven a caer, una y otra vez, en la misma trampa?
              
¡Hay que ver lo cíclica que es la política?. Allá por el año 2002, tras seis años de gobierno del Sr. Aznar, la inquietud empezó a asomar entre los auténticos centristas que habían apoyado su proyecto. Demasiadas sombras cerniéndose sobre algunas privatizaciones. El oscuro tema del lino sin aclarar. Trampas en la bolsa para pequeños accionistas. Medidas para favorecer el fenómeno que acabó en burbuja inmobiliaria. Mas un largo etc., que se nos escapaba a la gente de a pie. Fue el principio del fin de aquella etapa del Partido Popular, en el conjunto de España. ¿Le daremos otros cuatro años al Sr. Rajoy de nuestros dolores, atenazados por el miedo a una coalición de izquierda, por muy sensata y solidaria que pretenda ser? ¿Seguro que no van a ser peores las cornadas (que inexorablemente llegarán a los más débiles) de un becerro de oro siempre egoísta e injusto?

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