Enric Vivanco Fontquerni | Barcelona

El futuro

En la foto del 30 de noviembre del 2015 previa al debate televisivo antes de las elecciones generales, aparecen los tres apósteles del futuro político del Estado, Sánchez en el centro de la imagen, a su izquierda Rivera, y a su derecha el descamisado Iglesias, cogiéndose entre ellos las manos, con unas sonrisas Profiden, maravillosas. Spinoza, con un discernimiento lúcido y racionalista dejó constancia: «Ni reír, ni llorar, ni odiar, sólo conocer». Agustín, mencionaba que la consolación, no debe venir ni demasiado pronto ni demasiado tarde. El espectáculo decadente que están dando todos los parlamentarios con unos argumentos que no se sostienen un segundo, ni aguantan por escrito lo que pronuncian en una página de una libreta manchada con aceite de colza, la historia los juzgará como unos auténticos inútiles, que lo único  que hacen es mantener vivo a un cadáver putrefacto. Castoriadis, insistió que el régimen democrático auténtico, se define por la oposición a toda forma de delegación de poder o de representación. Porque la democracia moderna es sólo una oligarquía. Palabras sabias, ¿cómo se aguanta, que en menos de una semana el partido ganador estaba enfurecido en contra de los presupuestos generales, dictados por la oligarquía más satánica de todas con el apoyo de los chicharelos de las plazas? Y por arte de birlibirloque, estos presupuestos son maravillosos para construir el paraísosocialista. Un medievalista reconocido, como Todeschini, una de sus tesis, es que desde la Edad Media, la exclusión, estructuró el mercado, efectivamente los ciudadanos decentes están en su totalidad excluidos y los que no lo perciben es que no se enteran.

Recherche