Alfonso Jesús Olaz, Iruñea

¡El hombre es un ser muy curioso, es la sombra alargada de su propia Cruz!

¡Busca a Dios, fuera de sí mismo! Se esfuerza en oir su voz donde no se encuentra.

Asiste a salones y meditaciones que son propias del mundo. ¡Cuando Él no es de este mundo!

¡No cura sus viejas heridas! Haciéndolas más profundas Y ya jamás se cerrarán.

Y mendiga el amor que le hace más vulnerable en las estancias y los escaparates del submundo.


Entre todos estos seres se encuentran muchos que un día oyeron la voz de Jesús.

Y a pesar de esto y por una mala experiencia no tuvieron el valor de abandonarse en las manos del sanador Jesús.

Hay muchos hombres que sintieron la mirada de Jesús y lucharon por unos dias.

Mas tarde quedaron unos cientos que lucharon muchos dias y quedaron exhaustos.

Y finalmente unos pocos lucharon todos los dias y tuvieron el valor para negarse a si mismos y tomar su Cruz.

Éstos son los imprescindibles.

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