Javier Orcajada del Castillo | Bilbo

El juez Llarena no está solo contra Alemania

En una extensa entrevista un juez de Gipuzkoa se despacha con criterios que avalan la rígida reacción del juez Llerena ante la petición de más información del Tribunal Regional Superior de Schleswig-Holstein que tramitan la petición de extradición del president Puigdemont. Con un el tono riguroso y distante que mantiene a lo largo de la entrevista; con un perfil de juez justiciero. Sorprende su manifestación afirmando que el juzgado alemán se excede al pedir a Llerena que amplíe algunos aspectos de su petición inicial de extradición a fin de poder analizar la petición a la luz de la legislación alemana, como es lógico. Cita textualmente: «ningún órgano de un estado tiene capacidad para convertirse en controlador de lo que hace otro». No es preciso ser experto en leyes para poder emitir una opinión basada en la lógica sin perderse en los vericuetos legales que son los que pervierten y complican el deseo de justicia que es el fundamento de la felicidad de un pueblo, en criterio de prestigiosos jueces profundamente humanos. Según esta opinión, los jueces alemanes no pueden analizar si la solicitud de Llarena es compatible con la legislación alemana, pues sólo debe limitarse a dar curso al expediente sin entrar en materia. Ello supondría que los jueces españoles son los que definen cuales deberán ser los criterios y las leyes a aplicar los jueces alemanes en sus tribunales. De ahí la incomprensible respuesta de Llarena a la petición de más información haciendo un extravagante juego de palabras elucubrando que si la extradición la pidiera Alemania a España, la reacción no hubiera sido a misma, lo cual supone un juicio de valor y una ofensa para la justicia alemana por lo que han pedido explicaciones. A lo que habría que añadir el reproche de Dastis a la ministra de justicia alemana a la que calificó de «desafortunadas» sus palabras por apoyar la decisión de un juez alemán negando que existan motivos para la extradición por rebelión de Puigdemont porque en las manifestaciones de protesta de la población catalana no se acredita la existencia de violencia. El juez guipuzcoano termina con esta perla: «En todo caso, el marco europeo judicial no permite entrar en el fondo de la cuestión porque si así fuera se daría el caso de que el tribual alemán controla lo que hace el Supremo», Lo que parece que quiere expresar es que los jueces alemanes no pueden aplicar sus propias leyes, sino las españolas a la hora de tomar una decisión dentro de su espacio judicial. Los jueces españoles no terminan de entender que no pueden actuar en Europa como la hacen en su país, pues en los tribunales internacionales sus sentencias son revocadas frecuentemente. Lo peor es su convencimiento de que todos están equivocados menos ellos.

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