Javier Orcajada del Castillo, Bilbo

El nuevo PSOE de Andueza

Poca cantera hay en el socialismo vasco y para complicarlo Mendía se marcha, aunque sigue en Jaurlaritza… También se va al Senado Alfonso Gil dejando Tráfico en el Ayuntamiento de Bilbao en cuadro. José Ignacio Asensio sube a secretario general en Gipuzkoa y añade más   responsabilidades al actual como diputado de Medio Ambiente pendiente de juicio por su nefasta gestión de Erraustegia de Zubieta. Iñaki Arriola sigue en Jaurlaritza gestionado el Metro de Donostia con igual éxito que el vertedero de Zaldibar. Las primeras declaraciones públicas de Eneko inducen a pensar que está lleno de ilusiones, pero «no solo de ilusión vive el hombre», según la Biblia. Su incontinencia verbal le lleva a afirma que el socialismo en Euskadi ha sido, es y será el motor dinamizador y su agente modernizador. Asegura que no se puede entender el progreso vasco sin valorar el histórico protagonismo del PSE.

Deben haber equivocado el texto que le han escrito sobre la historia de su partido, pues va de victoria en victoria hasta el desastre actual. Su influencia medida en escaños en las autonómicas de la CAPV es errática, pero decreciente, pues en 1984 obtuvo 19 diputados, fue bajando hasta el 2001 con 13. En el 2009 logró 25 gracias al «arrastre» de Pachi Lopez, apoyado con la trampa de la Ley de Partidos que ilegalizó HB. A partir del 2009 cae en barrena hasta los actuales 10 diputados, la muleta del PNV. De manera que la influencia del socialismo en Euskadi se la otorga la estrategia electoralista interesada del PNV que le da entrada en el Gobierno Vasco, empleo a sus escasos primeros espadas y salva al PSE del abismo al que se precipitaba. Conviene que no se supervalore y amenace a sus protectores nacionalistas con alianzas con malas compañías como EH Bildu o Podemos, pues los planes de los abertzales pasan por lograr gobernar en Euskal Herria y Podemos tienen expectativas sombrías en función de las tendencias electorales vascas.

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