Se acercan fechas navideñas y de reencuentros familiares, la ciudad ya viste su mejor gala con una excelente iluminación, más elegante que la de Vigo o cualquier otra competidora. Al césar lo que es del césar, las cosas como son, Goia ha sido un buen alcalde y ha estado a la altura, nunca mejor dicho con la planta que calza... Pero la «tazita de plata» necesita nuevos aires y un impulso positivista tras los años de pandemia y posterior crisis mundial por el choque de las principales potencias.

Juan Carlos Izagirre vuelve a presentarse a la alcaldía, una grata sorpresa para los que tenemos el honor de conocerle y disfrutar de su amistad. Un gran ser humano, con firmes convicciones y buen gestor, prueba de ello el déficit cero que dejó en las cuentas y lo poco que nos endeudó. Un consejo para el de Igeldo, aparcar el tema de la emancipación del citado enclave o en su caso, ponerse a un lado y dejar que otras personas se ocupen de dicho menester. Los donostiarras son gente seria en su mayoría, no perdonan los pequeños errores que podamos cometer, dejemos pues ciertos asuntos para otros momentos. De igual manera, el tema de las basuras, otro caso polémico que no entendió el total de los vecinos, hagan una excepción con grandes localidades y que ello no suponga una fragmentación y división que favorezca el auge de la extrema derecha.

Con esos pequeños matices, acompañado del hastío general por la cada vez mayor presencia de capital extranjero y en detrimento de lo local, comportamientos incívicos para con la mujer y autoridad de gente que nos da lecciones de moralidad y del preocupante caso del Hospital Donostia, el médico Izagirre tiene todas las de volver a gobernar el consistorio. Esperamos tu victoria, por el bien común y por la dignidad colectiva, beti aurrera!!