El RGH de nuestro ADN plurinacional
Mariano I, «el Diferido», ¿creía que el Rey facultaba a alguien para que aceptara acudir a la investidura y que este alguien, el candidato propuesto, tras aceptar podía declinar «en diferido» su responsabilidad? Mariano I, «el Diferido», ¿había pactado con el Rey trabajar con otros partidos –comprometidos en la lucha antiterrorista, en la defensa del marco constitucional, en el límite de gastos acordado en Europa– para establecer una mayoría de consenso, pero declinar «en diferido» presentarse a la investidura si no lo alcanzaba? ¿Qué figura «constitucional en diferido» era esa? En fin, ¿de qué habían no-hablado, es decir, de qué habían hablado sin entenderse ni comunicarse el Rey y él?
Mariano I, «el Diferido», añadía otro sarcasmo más a esa lastimosa sarta de sarcasmos que en forma de cumplidos, alabanzas, agradecimientos, había lanzado en sus mítines y declaraciones a los personajes más corruptos de nuestra vida política, todos ellos cargos relevantes del PP. Estas grabaciones, que estaban en todas las hemerotecas, videotecas, discos duros de instituciones, empresas y particulares de esta España con «label» de pandereta formaban ya materia de estudio en las principales facultades de Políticas, de Sociología, y de Información. Comunicación. Retórica y Propaganda. Mariano I, «el Diferido», ese defensa central en la destrucción de discos duros en los ordenadores de la sede del PP, obstruyendo palpablemente la actuación de la Justicia; ese delantero centro que metió el gol clasificatorio en la fase final de fraude fiscal financiando con dinero negro las reformas de la sede de Génova. Mariano I, «el Diferido», casi balón de oro en el banquillo, RGH de nuestro ADN: ¡Rajoy Go Home!