Enric Vivanco Fontquerni | Barcelona

Empatía

Una vez más la imagen de sumisión colonial por parte de los políticos que se declaran independentistas es de una bajeza insoportable. No veo ningún motivo del porque se han hecho ruedas de prensa con el ministro catalán de turno como en los mejores tiempos del franquismo, llorando porque una empresa privada decide largarse de una feria que organiza cobrando dinero público, que por supuesto no dicen su cuantía.

Toda la palabrería hueca de los gabinetes de prensa de los medios de comunicación y la de los políticos electos, ha sido de una pobreza intelectual que raya la indecencia. Los ciudadanos del Principat, no pueden pagar 3.000 euros, por una entrada para ver aparatos que intoxican la inteligencia. Ahora sueltan unas cantidades de dinero en pérdidas, que hacen reír hasta la extenuación. Se sabe que cuando se gana, siempre es muy poco, pero cuando hay mermas siempre son colosales. Así todas las cantidades que se filtran son pura imaginación. Afortunadamente en dos días todo olvidado.

Las lágrimas humedecen el papel del diario y las pantallas se arrugan de tanto sollozo. En cambio como muy bien dice el psicólogo investigador de la Universidad de Yale, Paul Bloom, al estar inscrito en una moral fundada en la empatía, no existen victimas específicas, impide a las personas actuar, que es lo que sucede con el deterioro climático, o con la contaminación medio ambiental, por esto la gran suerte ha sido librarnos por un año de toda la huella ecológica, que producen todos estos pijos cosmopolitas, que necesitan una energía indecente que contamina la ciudad más de lo que está habitualmente. Esto ni se menciona, ya que la gente anónima que cada día tiene ataques de asma, les importa un comino.

La comedora de las ferias, que tiene en nómina a lo más granado de las nisagas parasitarias, que son como una monarquía encubierta constitucionalista hasta la extenuación, que salieron corriendo el 1 de octubre, el día de la dignidad de las masas, para proteger su patrimonio que se lo van pasando generación en generación, son los que viven en simbiosis de lo público y de lo privado, gracias a los políticos reconvertidos como la señora alcaldesa.

El imaginario de Spain, sigue siendo plato de segunda mesa, por mucho que insistan desde el centro del mundo. Por esto en Ámsterdam, no hay problema en celebrar la feria correspondiente, pero en Catalunya, es y seguirá siendo de segunda, con tanto ministro catalán que hace la cuota imperial.

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