En gratitud a José Luis Alzuri
Este pasado sábado treinta de abril, un grupo numeroso de egiatarras y demás compañeros volvimos a disfrutar de la marcha de Egia-Arantza. Una larga travesía que fundara ya hace más de cincuenta años Jose Luis Alzuri Maiz, un arantzatarra que junto a unos pocos amigos comenzaran ese bellísumo trayecto que unen a las dos poblaciones entre Gipuzkoa y Navarra. Me siento muy afortunado de haber tenido la suerte de haber conocido a esta gran familia, afincada en Donostia desde hace muchos años y que originó esa unión entre las dos familias. No en vano, mis orígenes paternos provienen también de Nafarroa, pero no de tan elevada altitud, sino de Lodosa, casi en los límites de lo que llamamos algunos Euskal Herria. Qué decir y qué contar de esa parte navarra, de Bortziriak. Precioso enclave con gente amable y servicial, siempre con una sonrisa aguardandote y como no, con una gastronomía espectacular que de nada envidia a la nuestra. Después de atravesar esta dificil etapa con la pandemia y con lo que seguimos padeciendo con la crisis en Ucrania, ha sido un revulsivo total volver a encontrarnos en esos parajes y volver a abrazarnos en fraternidad. Ahí es cuando se ve lo simple del ser humano, con sus carencias y diferencias, pero unidos en una sola causa, el caminar durante siete horas compartiendo vivencias y agradables conversaciones con la naturaleza de mayor cómplice. Es de agradecer a esta gran persona, primo del legendario pelotari Maiz y marido de la querida Pepi Taberna, el saber unir a todo un barrio como es Egia y plantar una semilla en la que cual todos bien sabemos, germinará en una tradición que perdurará para muchos años y que siempre procuraremos mantener y cuidar. Así como muchos donostiarras nos acercamos a la escultura de otro grande como Zaragüeta en el Aquarium, de igual manera nos acercaremos anuálmente a Arantza para conectar con ese pueblo que nos enseñó Alzuri, lleno de valores humanos y de concordia, donde la paz y el sosiego nos aguarda y reconforta.