Enric Vivanco Fontquerni | Barcelona

Espacio-tiempo

Las ciencias sociales desprenden un complejo de inferioridad que perjudica de forma ostensible el poder encarar los problemas que la humanidad va generando, y es incapaz de tener una voz propia en las crisis agudas que la sociedad debe hacer frente en momentos concretos e inesperados. No es fruto de la casualidad, que las ciencias naturales, gocen de gran prestigio, porque siempre están ligadas a la posibilidad de fabricar artefactos. Profundizar en Lévinas, superviviente del horror del nazismo, que nos enseña a recuperar la humanidad, para bloquear la inhumanidad en nuestras interacciones desde una subjetividad capaz de hacerse cargo del concepto ético del otro. La obsesión de la política con la mirada del voto, destruye, y aniquila, lo que el pensamiento de Lévinas, construye. El pensador no permite que la política se autogestione, exige que se vaya más allá del Estado, sin renunciar al mismo. La mirada mediocre de las ciencias sociales, cuando intenta emular a las ciencias naturales, es el origen de una esterilidad que impide avanzar en la organización social acorde con el momento histórico, y es aprovechado por la inercia destructiva, en el que la humanidad parece recrearse constantemente. Se está transitando por una tormenta que genera miedo, debido a que el sujeto no es dominador de su tiempo. La obsesión de las ciencias sociales, de intentar cuadrar sus pensamientos en clave espacio -tiempo, del mundo de la física, impide poder desarrollar el pensamiento propio, y lo que es peor, no ofrece soluciones clave para poder encarar el futuro, en el que son imprescindible cambios de paradigmas vivenciales radicales. El crono ha dominado de forma total a la humanidad desde la revolución industrial, el tiempo es el eje de la vida en su forma más perjudicial, que es el lineal, relacionado con el trabajo, y el ocio, en función con la economía. El tiempo, se ha convertido en movimiento continuo, que es energía consumida, que se compra y por supuesto que se vende, pero este tiempo ha sido el gran contaminador, no solo para la vida biológica, sino también para la naturaleza en su conjunto. Tiempo estresante que enferma y se intenta paliar con todo tipo de adiciones, en el que la técnica nunca resolverá el problema, sino que lo irá incrementado. Cuanta mayor necesidad del uso de la tecnología, menor libertad y menor capacidad para gestionar la política. El pensamiento ha olvidado el espacio, ya que se considera infinito. Los geógrafos, son unos pensadores extraños que poco aportan, se han utilizado para cicatrizar la tierra con obras insanas e improductivas para el buen vivir. El problema actual es el espacio, ya que las densidades inhumanas que han generado las ciudades, son parte de la dificultad para encarar el futuro. El espacio, es el vértice de la solución. Espacio vacío, y espacio amplio, para toda la vida biológica. El tiempo lineal ha sido el descomunal error, por el que se sigue insistiendo, con infraestructuras faraónicas, que solo ahorran un 10, o 20% del tiempo anterior. Se necesita pensar con el tiempo cíclico, ya que la naturaleza es repetitiva, y cuando se prostituye, ocurren las hecatombes.

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