Gerardo Hernández Zorroza

¡Futuro resuelto!

La libre circulación del dinero es beneficiosa y permite desarrollar facetas que de otra manera serían imposibles, aunque puede resultar desastrosa usada para fines meramente especulativos. Es aquí donde el dinero se desvía de su función básica, de su verdadero sentido.

El paradigma (eso que dicta) político-económico actual es salvaguarda del dinero para cualquier tipo de usos, también el especulativo, y las grandes fortunas viven muy cómodas en él porque, además de obtener beneficios fiscales para «crear empleo», obtienen la oportuna venia para globalizar e invisibilizar sus manejos menos claros.

Por si fuera poco, como si fuéramos niños de párvulos, «nos regalan» –¡qué bien!– dinero desde sus fundaciones filantrópicas para que nos curemos, investiguemos o... bueno, para la pera de cosas.

Pero no, mis queridas, eso ya no cuela. Muchos, cada vez más –a pesar de la habitual desinformación e influjo aturdidor de la «caja tonta»– nos hemos hecho ya mayores y dejado de creer en las virtudes actuales de la competitividad (excluyo el ámbito lúdico). Dejado de soñar, igualmente, con la ultratecnología y ultracontrol salvadores. También con esos robots tan monos, de voz meliflua, que prometen un futuro sin problemas.

Recherche