Javier Orcajada del Castillo | Bilbo

Grupo de expertos para el nuevo Estatuto Vasco

Sus currículumes inducen a confiar en sus capacidades, aunque resaltan los profesores de universidad que son gente de laboratorio y teóricos en exceso. Probablemente algunas ideologías complicarán los consensos, pues la presencia de Basaguren como defensor de la unidad de España sea incompatible con las tesis de independentistas como Urrutia y Legarda o la de un estado de diseño difuso, que pueda defender Arantxa Elizondo en nombre de Podemos. Pero impensable un acuerdo con la ideología de Del Burgo cuyo fundamento ideológico es combatir la ideología vasca. Por tanto, de salida rezar en espera del milagro. Todo ello condicionado a la dinámica que adquiera el procès catalán. Hay que negociar hasts la extenuación, pero sin olvidar las argucias, promesas y amenazas de Madrid, pues no son de fiar... A continuación deberá superar la criba de Las Cortes, pues impugnarán hasta las comas para desfigurarlo, se estanque y fracase. Depende de la correlación de fuerzas en el Congreso pues hay que contar con el nuevo PP que lidera Pablo Casado, en situación inestable y deba dimitir si la denuncia por corrupción en la URJC es admitida a trámite por el Supremo. No se puede olvidar al provocador Rivera amenazando que si gana eliminará el Estatuto Vasco. Además del tránsito de Podemos cuya evolución y objetivo ni siquiera ellos conocen. El PSOE negociará vigilando con un ojo tratando de mantenerse en el poder con el apoyo de los independentistas, y con otro cuidando sus caladeros naturales de votos en la España profunda. Porque el futuro de Pedro Sanchez y en general del PSOE en el poder es muy aleatorio, pues tiene escasas fuerzas y siempre pendiente de las las metidas de pata de sus ingenuos ministros que les obliguen a dimitir. por la presión de los partidos constitucionalistas. Es innegable que Pedro Sánchez carece de talla política como para encauzar el grave contencioso del procès catalán y sea capaz de resistir las presiones de los poderes fácticos que frenan cualquier iniciativa de progreso. Ojalá no se cumpla la advertencia de Nietzsche: «Una buena guerra santifica toda causa».

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