Corrían los años ochenta, mil novecientos ochenta y tres concretamente, cuando mi familiar Iñaki Aldabalde Lertxundi junto al ex obispo donostiarra José María Setién, viajaran a tierras italianas. La preocupante situación política y social del momento, siendo la drogodependencia con la heroína a la cabeza el problema más acuciante, hacen que vean de especial urgencia darle una rápida y efectiva solución. En Italia conectan con el Centro italiano de Solidaridad, CeIS, descubriendo el "Progetto Uomo". Trás varios viajes y después de dos años, es decir, hace ahora treinta y cinco años, implantaron por primera vez en Gipuzkoa el Proyecto Hombre, Gizakia Helburu, siendo junto al de Madrid los primeros de todo el Estado.

Tristemente Iñaki nos dejaba a los pocos años, dejando eso sí un gran equipo que supo seguir aquellas directrices iniciales. Gentes de bien y de gran valía profesional y espiritual como Xabier Arana, Eusebio de la Huerga, Txus Congil y tantos más compañeros. Todas estas formas de ayuda, como Askagintza y demás asociaciones, respondían a una necesidad de respuesta al serio ataque frontal hacia la juventud combativa. Toda esa droga introducida en la sociedad, no era más que otra forma de terrorismo para acallar voces revolucionarias.

En estos días en los que hemos vivido la formación de un nuevo gobierno en España, donde se han escuchado graves insultos a personas elegidas democráticamente, tales como terroristas o asesinos, estaría bien que toda esa bancada repasara bien toda la historia real y todo el sufrimiento vivido en diferentes etapas y sectores de la sociedad. Menos hipocresía y oportunismo y más humanidad y decencia política.