Justicia española, justicia divina
Según una leyenda, cuando los jueces españoles juran el cargo, celebran un akelarre durante el cual, una paloma se posa sobre cada juez simbolizando al Espíritu Santo recibiendo el don de la infalibilidad y el de la sabiduría. Si no es verdad la leyenda, debería serlo. El elevado coeficiente intelectual necesario para aprobar la oposición muestra que son los jueces mejor preparados del mundo. No sólo en materia legal, sino porque su sentido de la objetividad garantiza que sus sentencias son justas. Así parece que lo acreditan las encuestas internas de los diversos sindicatos de jueces: el 95% de los españoles se sienten satisfechos porque saben que sus tribunales emiten sentencias justas.
Pero no son los únicos agentes que elevan la justicia española a los cielos, pues son apoyados por policías perfectamente capacitados para ejercer tan delicada misión, pues por medio de sus famosas técnicas de investigación y hábiles interrogatorios logran presentar a los jueces confesiones irrefutables. A pesar de la maledicencia de los vendepatrias acusándoles ante el Tribunal de Derechos Humanos de torturar a 4.000 vascos entre 1960 y 2010. Es ofensivo que la ONU haya denunciado al gobierno español porque los jueces no han investigado acusaciones de torturas denunciadas. Los jueces del TEDH impugnaron la doctrina Parot por considerar que su interpretación carece de base jurídica. Todas estas patrañas han sido desmontadas por nuestros tribunales porque, según su sólida base argumental, en España no se tortura porque lo prohíbe la Constitución. Sólo un episodio obscurece esta limpia trayectoria: es la creación del GAL, acusándose injustificadamente de que su fundador fuera el Señor X. Sin embargo, la sociedad española, tan sensible a los derechos humanos, comprendió esa acción antiterrorista sin apoyatura legal y aceptó «ejecutar sumariamente» a delincuentes vascos sospechosos… El fiscal del caso, mediante una hábil interpretación de la legislación antiterrorista, logró refutar las acusaciones de sus abogados defensores y la jurisprudencia de nuestros tribunales ha sido exportada y ahora la mayoría de los países la han adoptado en sus legislaciones para proteger la democracia. A pesar de la incomprensión del comunismo, la masonería y el separatismo…