En el año 1985, la escritora canadiense Margaret Atwood publicaba un libro ("El cuento de la Criada"), que entonces podía parecer una suerte de ciencia ficción (nos relata y describe una sociedad, cuasi teocrática, donde determinadas mujeres, «las criadas del cuento», se han convertido en meras esclavas sexuales, ha merced de sus amos, acompañado igualmente con un asfixiante «orden» donde se las culpabiliza de todos los males existentes). Parece que esa «ficción» que nos relata, esa «distopía» que a una le «hiela» la sangre, no esté quizás muy lejos de la realidad. Hemos asistido en los últimos tiempos a todo un «catálogo» de recortes y libertades en lo tocante, no solo ya en el ámbito que nos corresponde como mujeres, sino igualmente en derechos de colectivos (considerados peligrosos y que atentan, según algunos, contra la moral) derechos laborales y sociales, largamente «trabajados» y que son un «peligro» para las clases elitistas y poderosas. «Corre» por este mundo nuestro, una «suerte» de determinados gobiernos que, al parecer, quieren «recuperar» algunas de las «esencias» que nos describe el cuento este, con regímenes autoritarios, convenientemente «vendidos» con la inestimable colaboración de «personajes» políticos y los partidos que los respaldan. El «quid» de toda esta cuestión es, si queremos dejar que todo esto suceda, que clase de mundo y sociedad dejaremos a nuestros hijos y nietos, si seremos capaces entre todos y todas, que esa «criada del cuento, ese cuento de la «criada» sea solo eso, una mera y heladora ficción.