Es preocupante el nivel ético de los políticos españoles, pues se descubre con los currículums académicos falsos que es índice de su credibilidad y calidad de la vida política española. Avergüenza su perfil de trileros que han popularizado la picaresca del Lazarillo y la eclosión de títulos académicos de políticos falseados para hincharse de vacío... Y aún se defienden a pesar de ser evidentes sus manipulaciones; es la soberbia, origen de la España imperial. Políticos que se aprovecharon de la corrupción durante el franquismo y en la Transición divulgaron sus datos profesionales inventados, pero certificados por los caciques que los distribuían. Es un escándalo la tesis doctoral de Sánchez... Juanma Moreno «acomoda» sus títulos continuamente. El presidente del Senado presentó como másteres lo que eran simples cursos emitidos por instituciones privadas. Pablo Casado logró el título de licenciado en derecho en la Universidad Complutense, aunque se le acusó de convalidar 18 de las 22 asignaturas gracias al rector. En vista de los rumores, misteriosamente cayó un tupido velo de silencio por si hubiera que investigar la legitimidad de los currículums de personalidades que se habían nutrido de «licenciaturas otorgadas» por Franco» en pago por servicios prestados en la dictadura y después en la Transición. Hubo que llamar a los directores de la prensa cautiva y, al final, todo vuelve al inicio. La realidad es que se han generalizado títulos expedidos por universidades privadas a personalidades que presentaron tesis redactadas por «negros pagados»... La pasión por la titulitis es ejemplo de truhanes que se atribuyen estirpe de nobles como don Quijote, cuando realmente son Sancho Panza... Lo que no ha logrado la ética lo ha descubierto el periodismo de investigación, obligando a algunos a renunciar a sus cargos, confesando que sus doctorados han sido obtenidas en universidades privadas, financiadas por el estado. En contraste con las públicas.


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