Enric Vivanco Fontquerni

Las Olimpiadas como el cuerpo del problema

La pregunta que se debería formular es: ¿por qué se están celebrando los Juegos Olímpicos de verano 2020, en el 2021? La respuesta es muy sencilla; sólo hay que leer la página editorial de un diario suizo, su dueño son los fondos de inversión de un gran grupo empresarial farmacéutico. Qué nos dice: el retraso ha comportado pérdidas por valor de 2.600 millones de euros. Lo sensato hubiese sido anular por completo semejante majadería inútil y guerrera. El COI, es tan turbio como el dopaje generalizado de los participantes, que se podrían considerar como los mercenarios legionarios, al son de los pífanos, y tambores, que rezuman sangre por todos lados. El presidente de esta estructura mafiosa, mencionó, que la cancelación no era una opción, el negociete tiene que continuar. El argumento es contundente, al ser una organización tan solidaria, que el 90% de los ingresos de los Juegos, van a los comités olímpicos nacionales, que permite mantener vivo el deporte en muchos países, lo que no dicen, es lo que mantiene vivo, son a los bribones correspondiente. Que en muchos casos son contubernios monárquicos, que se van pasando las prebendas y las comisiones opacas, para llenarse los bolsillos sin pegar golpe, y si no se es demasiado gandul, que es lo que prima en semejantes individuos, pueden hacer prosperar las empresas de sus papas, u abuelos, sobre todo si son constructoras, empresas digitales, o intermediarias, es todo un auténtico chollo. La frase habitual en la inauguración antes de la pandemia, era: los juegos más grandes de la historia. Se ha trasmutado en el actual, en Paz, y resiliencia. Concepto que deberíamos abolir inmediatamente, ya que no es otra cosa que resignación cristiana, y que te sigan tomando el pelo, con hermosas palabras. Toda esta farsa, que se inicia con la nueva sede para las próximos Juegos, es un magma, político, empresarial, para capitales financieros, ligados a lo inmobiliario para expulsar a los pobres que molestan en las ciudades y que se apañen como ha pasado en Barcelona, con una estructura económica que el 75% del PIB, son los servicios ligados al turismo, y al negocio inmobiliario, y así nos luce el pelo. Todo el mundo tiene beneficio, las grandes trasnacionales, los inversionistas parásitos, los corruptos de siempre, los medios de comunicación, los participantes que en absoluto son deportistas, ya que son mercenarios, que viven de esto, y que su futuro consiste en una esperanza de vida menor, con enfermedades que tendrán que hacer frente el resto de su vida tanto físicas, como mentales. Deberíamos saber el presupuesto público que va a parar a los gladiadores, y a los vividores de todo ello. Este espectáculo es dañino para la vida, y el medio ambiente. Todas las medallas juntas, no valen un miligramo de Greta Thunberg.

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