Álvaro Elizalde

Los navarros ya tenemos bandera

La derogación de la ley de símbolos en el Parlamento ha generado controversia. Como es natural, el navarro de a pie percibe que la derogación de la ley, que propicia el izado de ikurriñas, amenaza su identidad. La medida parlamentaria también suscita algunas preguntas legítimas: ¿Responde esta decisión al bien común? ¿No están, estos gobernantes adscritos a ideologías, sirviendo a sus propios intereses y desdeñando a quienes deberían servir en realidad, a su tierra y a sus vecinos?

Los navarros ya tenemos bandera. ¿Para qué queremos otra? Es más, ¿para qué queremos el símbolo de una ideología y un partido que es totalmente ajeno a nuestra forma de vivir y entender el mundo? Nuestra bandera representa al Reino de Navarra, su pasado y su presente. Soñamos con que ondee también en el futuro. Sus cadenas rotas nos recuerdan que somos hombres y mujeres libres. De hecho, es este historial épico el que va a animar a muchos a izar la bandera en su casa, en balcones y jardines, casi como advertencia.

Por otra parte, la derogación de la ley de símbolos no es sólo innecesaria y va a crear enfrentamiento. Existe otro peligro latente: que, como reacción, se desarrolle en Navarra odio hacia nuestros hermanos vascos. Este odio sería un excelente caladero para extremismos de signo contrario. También constituiría un argumento para quienes niegan las elementales bases de hermandad y trabajo común de todas las Españas, para quienes ridiculizan nuestra fórmula foral como reconocimiento de la particularidad de cada territorio, con sus leyes propias y libertades concretas.

Álvaro Elizalde es socio del Círculo Cultural El Gallico Rojo

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