Es un tópico sin solución que en España se acuse a los vascos de separatistas, un simplismo, como que los catalanes son tacaños o los andaluces vagos, pero, a pesar de las evidencias que lo desmienten, el centralismo se preocupa de mantener el conflicto vasco que es la autodeterminación, es decir, es el derecho de ejercer la democracia a diferencia de España que la temen porque sus gobernantes les han considerado súbditos, no ciudadanos, y nunca la han disfrutado. La autodeterminación es la materialización de la libertad del pueblo vasco. En Eusko Legebiltzarra, los nacionalistas suponen el 73% de la representación popular, por tanto, mayoría absoluta. Madrid tiene la costumbre de agarrar el rábano por las hojas y argumenta que las encuestas que aparecen en los medios alardean de que en Euskal Herria el nacionalismo va descendiendo, pero ese es argumento de mal pagador, pues las encuestas contienen preguntas predictivas para llegar a conclusiones prefijadas por anticipado con datos trucados y manipulados. Es la técnica del CIS de Tezanos, que manipulan las encuestas presentando resultados a la carta favoreciendo a quienes encargan sondeos y es la causa de las desviaciones entre las encuestas y los resultados reales, aunque las encuestas tienen el objetivo de provocar la duda del electorado inseguro de su voto... Obviamente, el único voto válido es el de las elecciones, lo demás son manipulaciones de la presión de metrópoli sobre las débiles colonias, aunque a veces son cuerdas para ahorcarse, pues las encuestas las manipula el diablo. El insobornable rector de la Universidad de Sevilla, Javier Pérez Royo, ha declarado: «sin los vascos y catalanes no se puede gobernar España, solo hay que analizar la realidad».


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