Enric Vivanco Fontquerni

Macron

Macron es el prototipo perfecto de un director de cualquier multinacional, tecnócrata en estado puro. Posee una serie de cualidades fundamentales para ostentar semejante privilegio que es insomne, buen jugador de fútbol, además de ser un gran melómano. Ha sido bautizado como el Zltane Ibrahimovic, además de Le Mozard de la finance, no por sus conocimientos musicales, sino por su capacidad de interpretar y ejecutar con un virtuosismo musical excelso las necesidades económicas de las minorías. Macron tiene una sólida formación a pesar de su juventud, una virtud imprescindible en la actualidad en que la edad sólo aporta óxido a las neuronas, como muy bien lo sabe por su padre que es neurólogo. Sus conocimientos de filosofía le empujan de forma irresistible para trabajar en la banca y ejercer de inspector de finanzas.

Todas estas grandes bondades necesitan de alguna ayuda, se rodea de la crema de comunicadores del país vecino bajo la batuta de los redactores de Le Monde. Toda esta brillante carrera cercana a las necesidades de la mayoría de la población, se puede resumir en dos inteligentes y precisos comentarios que no tuvo el menor inconveniente de ilustrar: «muchos asalariados son muy iletrados», y en defensa de la ONG Uber, sentenció, «o se comercia o se sujetan los muros». El futuro de la Comunidad Europea por medio de este brillante tecnócrata que imagina las necesidades de las mayorías como un agente de bolsa, los europeístas pueden respirar tranquilos. 

Atentamente,

Enric Vivanco Fontquerni

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