Gerardo Hernández Zorroza | Getxo

Masa social, división y prioridades

Empezaré diciendo que la expresión «masa social» siempre me ha tirado «p'atrás», pues representa en el vocabulario lo homogéneo, definido y tiene además la peculiaridad de ser maleable desde el exterior.

Se habla muchas veces del fervor de nuestra «masa social» por la «Amatxu» de Begoña, madre de Jesús, el cual tenía una versión muy concreta sobre el particular. Decir aquí que Jesús, antes que de unidad y paz social, hablaba de división: «No he venido a traer paz, sino espadas». «Espadas» que entendía como separación y herramienta de discriminación ante los hechos que habitualmente vivimos. Y todo esto para considerar las cosas desde una conciencia superior que nos eleva de la condición humana, esa que tiende a repetir errores y aferrarse al «barro» como si en ello le fuese la vida. Dividir entonces para discriminar lo que nos conviene y lo que no e integrar después desde esa conciencia superior.

Como vemos, la división es una herramienta que utiliza Jesús (y todos los grandes maestros) para depurar «la paja del grano», antes de llevar a cabo la integración desde una conciencia superior que trascienda lo que antes nos frenaba e impedía avanzar.

Pondré un ejemplo: la familia de Jesús reclamaba de él un trato de favor. Lo hacía su madre (descendiente directa de David) y también sus hermanos, pero él no priorizaba ese trato y les advertía claramente: «todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los Cielos, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre».

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