Victoria Mendoza | Psicóloga Social

México Lindo y Querido…

Me encuentro en estos momentos casi terminando de aterrizar en la bella Euskal Herria, después de un largo e intenso año en México, con toda su crudeza, su calor y su magia…
   
He tenido la oportunidad de estar todo este año trabajando en las ocho Regiones que componen el Estado (Provincia) de Guerrero, uno de los Estados más peligrosos en estos momentos. Guerrero está compuesto por ocho Regiones: Norte, Centro, Acapulco, Costa Chica, Costa Grande, Tierra Caliente, La Sierra y la Montaña, donde en muchos sitios aun se hablan cuatro lenguas indígenas: Náhuatl, Mixteco, Tlapaneco y Amuzgo, en estos sitios existe una gran desigualdad económica y la gran mayoría de la población vive en pobreza extrema, un alto grado de analfabetismo y desigualdad económica y social.
    
He tenido la oportunidad de poder trabajar con mujeres y colectivos afectados de todo tipo de violencia, no sólo hablo de violencia de género que también se vive en gran extremo. Sobre todo quiero compartirles los otros tipos de violencia que ahora mismo están padeciendo…
   
En México hay violencia social, institucional, política, médica entre las tantas violencias que estamos padeciendo y una vez más como siempre el colectivo más afectado y vulnerable, somos las mujeres, especialmente mujeres pobres, mujeres indígenas, mujeres madres, mujeres sin recursos económicos y que deben enfrentar situaciones adversas y difíciles de vida y supervivencia.
   
En estos momentos hay asesinatos, desapariciones, secuestros, extorsiones, torturas, violaciones, maltratos físicos y psíquicos y una serie de injusticias y arbitrariedades. Me di la tarea de formar grupos de co-escucha, hacer encuentros y talleres, Constelaciones Familiares y cursos, para abrir espacios en donde las mujeres pudieran hablar de sus miedos, de sus pérdidas, de su dolor, de sus esperanza y de sus ilusiones.
      
Hay feminicidios y muchas muertes de sus hijos, hermanos, maridos, hay además suicidios de gente muy joven, incluso de 12 o 14 años acabando con sus vidas. Los relatos son crueles y sin embargo, pude darme cuenta de que aún no se ha perdido la esperanza o la ilusión por mejorar sus vidas y las condiciones en las que todas estas mujeres viven.
    
He dejado mucho trabajo pendiente ahí y debo volver, pero me he propuesto aprovechar estos meses para dar a conocer todo lo que nuestras mujeres mexicanas están padeciendo en regiones muy pobres y reconocer todo el trabajo que muchas compañeras están realizando para atender e intentar resolver todas las secuelas de una sociedad violenta, en donde impera la violencia, corrupción en medio de una total impunidad.
   
Necesitamos que el mundo se entere de todo lo que sucede realmente, algo muy lejos de encuentros de  representantes políticos con la monarquía española, todo esto es lejano para éstas mujeres, por eso agradezco este espacio que generosamente me permite NAIZ para comenzar a denunciar públicamente algo de lo mucho que estamos viviendo en México.
    
No nos faltan 43, nos faltan miles de mexicanos y mexicanas que cada día pierden la vida…

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