Un 27 de enero de 1945, el campo de exterminio de Auschwitz era liberado por las entonces tropas de la Unión Soviética. El horror y desolación que allí se encontraron, es ya bien sabido y lo bastante reconocido por la comunidad internacional (pese a las voces que lo siguen negando) No fue solamente el campo citado, donde la muerte y el exterminio, «campó» a sus anchas. Allí y en otros lugares, la llamada «solución final» extermino a millones de personas (judíos en su mayoría, pero así mismo, a todos aquellos que suponían un «peligro» para los que se creían superiores) lo fueron, igualmente, personas de etnia gitana u homosexuales, por citar algunos. Alguien que se creyó superior, como digo, decidió por la vida de sus semejantes. Desgraciadamente, aprendemos poco de la historia y de sus atrocidades. Tenemos ahora mismo, nuestros «modernos holocaustos» y hablamos en la actualidad de ello, como algo muy vago, como alejado de nuestra realidad. La palabra Holocausto, puede tener muchos significados, el que ya conocemos, exterminio o masacre. Quizás son esas migraciones desgraciadas, pueblos sometidos a dictaduras, más o menos disimuladas. Pueblos ahora mismo sojuzgados y hacinados, precisamente, por aquellos otros, que parece, no aprendieron nada de su «negro» pasado. Así que cuando hablemos y recordemos los holocaustos, lo tengamos siempre muy presente.