Isabel Huarte Guerra | Vecina de Mendillorri

Por Antzara

Aunque yo no sea una persona habitual de Antzara, el centro vecinal abierto en Mendillorri por y para las personas del barrio, con un amplio espectro social, hoy en día se ha convertido en su por ahora breve andadura, en un pilar básico para todo aquello que quiere dar espacio a un amplio abanico de posibilidades creativas iniciadas o bien desde ideas particulares o bien desde ideas colectivas. Es maravilloso ver como alguien pretende poder dar clases de alguna materia y en breve tienes quien pueda aportar ideas para llevar a efecto la iniciativa.

Es como el comienzo de lo que será un árbol milenario, comienza de la raíz y va sacando su tronco, luego vendrán las ramas y sus flores y hojas. Hay personas que con claro carácter político pretenden amputar el tronco que ha salido, porque les molesta, quieren podarlo sin dejarle crecer. No se dan cuenta de que ese tronco ha echado raíz fuerte y que terminará aferrándose en nuestro barrio, Mendillorri.

La creación de un local de estas características fue una de las peticiones más reiteradas en los mal llamados «presuntos» presupuestos participativos de anteriores gobiernos. Ha sido una lucha vecinal de muchos años, reuniones, manifestaciones… El actual grupo de Gobierno nos ha dado la oportunidad dándonos el espacio físico, y la apuesta es de órdago ya que la gestión se realiza desde el barrio, ofreciendo a la administración cuentas de su andadura.

¿Entonces dónde reside ese malestar de algunas personas? ¿Será que les molesta no dejar todo atado y bien atado? Esto me suena a anteriores épocas rancias, donde la participación ciudadana brillaba por su ausencia.

Antzara tiene su control asambleario, en la que todas las semanas participan personas con sus aportaciones constructivas y siempre con el fin de avanzar hacia adelante.

Dejemos a Antzara hacer su camino, con sus tropiezos y sus aciertos, no será fácil, nadie lo dijo, pero andará.

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