Aunque no conozco el contenido del citado preacuerdo, las «críticas y desmarques» a los que hace alusión Beatriz Valbuena (17.02.2022), me recuerdan la «movida» que tuvimos en las ikastolas durante el curso 1993-1994. Mucho se ha dicho y escrito desde entonces, pero la «madre del cordero», en mi opinión, sigue estando en el mismo lugar.

Algunas preguntas:

¿Euskal Herria es un país-nación con derecho a decidir su presente y futuro?

¿Toda nación necesita una escuela propia? (para transmitir su idioma, historia, cultura, idiosincrasia, para lograr una sociedad cohesionada...).

Los estados-nación (en particular Francia y España), ¿no han defendido con uñas y dientes su escuela «propia», precisamente para esos objetivos citados?

¿Es lo mismo «Euskal Eskola Publikoa» que «Eskola Publikoa Euskalduna»?

Ante una escuela pública en castellano y una privada-concertada en euskara, ¿cuál elegimos? No es ciencia ficción. Muchos tuvimos que hacer esa elección en su día.

Si queremos que el euskara no desaparezca, más bien al contrario que cada vez se conozca más, se utilice en todos los ámbitos, que la sociedad vasca sea cada vez más euskaldun... ¿cuáles son las «líneas rojas» que no pueden traspasarse en pos de ese objetivo?

Podemos admitir que esas hipotéticas «líneas rojas» nos lleven a una «muerte natural» del euskara?

Me gustaría conocer las respuestas a estas preguntas, por parte de quienes «critican y se desmarcan». A ser posible, que no sean respuestas «políticamente correctas».