El President de la Generalitat no es ningún mequetrefe, para que tenga que ir a la metrópoli para ser vejado judicialmente por un Estado joseantoniano, que está poniendo en práctica su cultura política ancestral, cuyo vademécum, son los puños y las pistolas, de un insigne personaje, que lo liquidó el gran caudillo, como a otros que le podían hacer sombra. Estas son las bases del despropósito de una España sin solución, como se está comprobando al poner en marcha como cualquier Macron, sus manifestaciones tan pacíficas, que utilizan unas consignas aprendidas en cualquier escuela del Opus. No hay humano afortunadamente que no cometa errores, ya que estos son los que hacen que la vida merezca la pena, y que el fin de la historia que habló Hegel en su momento, es imposible mientras haya un ser humano en el mundo. Las declaraciones de un político secretario de la mesa del Parlament, lamentándose que la actitud del President, al no presentarse al requerimiento judicial, lo aprecia como una irresponsabilidad, ya que les puede perjudicar, es compresible su análisis y es muy humana su actitud, pero está señalando que las leyes e interpretaciones a gusto del consumidor de un Estado clavado en el absolutismo profundo, es el fundamento de su corpus. Los partidos que se apropiaron de la anécdota 15M, que son los movimientos sindicales fracasados, los partidos claudicadores en la transacción de esta Constitución, y de trepas universitarios, el concepto revolución ha dejado de existir como el nuevo hombre comunista, que tantas páginas vacías de contenido en su momento se publicaron. Ahora se lamentan que su President, no vaya al matadero, y les molesta la jugada política de poner en jaque a todo un sistema judicial, que no cumple con los mínimos exigidos en la Comunidad Europea. Es una época apasionante, en que la política se puede escribir en mayúscula, y no como hasta ahora, la política de la silla y la nómina.

Atentamente,

Enric Vivanco Fontquerni