Querido bisabuelo
Han pasado 80 años de que te llevarían los fascistas de casa para ya no saber nada más de ti. 80 años en los que ni el abuelo, ni mi padre, ni siquiera nosotr@s a día de hoy no sepamos nada de ti. He soñado muchas veces que encontraba tus restos, y yo mismo ponía una rosa roja en tu ataúd. He soñado que aquellas historias que me contaba mi padre medio escondidas no eran realidad, pero lo son. Y pesan como una losa de rabia, humillación y dolor.
Yo no pierdo la esperanza de encontrarte algún día, poner una rosa roja y cantar la Internacional. Que descansen los muertos, para que descansen los vivos. Verdad, justicia y reparación. Que no se apague la llama de la memoria, que no se acabe la sangre roja que da vida a nuestros corazones. Querido bisabuelo, hasta la victoria siempre. Gure malkoak, askatasun itsasoa izango dira.