Txus Pérez Artuch | Iruñea

Respeto, credibilidad y confianza

La escuela debe ser flexible y abierta en sus metodologías, pedagogía, señas de identidad, objetivos y labor como agente nuclear en las fases de evolución de toda sociedad que pretenda acercarse a ser catalogada como libre y saludable.

Para mí, debería tener una base consensuada e invariable no dependiente de resultados de urnas o ministerios prodigiosos-caprichosos, con miras al constante cambio y movimiento social en el cual se encuentra inmersa y dispuesta a dar la oportunidad de intentar y probar siempre con el objetivo de conseguir el bienestar emocional, lúdico y académico, es decir, la formación integral para con el alumnado y de la mano de las familias. Precisamente padres, madres y escuela deben ir de la mano ya que la semilla y el reto es común: cada uno de los hijo/as-alumnos/as.

Hoy día, podemos escoger entre diversos tipos de centros de enseñanza que se amoldan a la amplitud de diversidades que conforman nuestro pequeño gran territorio.

La sexualidad tabuizada y demonizada durante largas décadas, todavía asusta y su sombra se vende lasciva, húmeda y morbosa. Acaricia lo prohibido y peligroso. Y si además nos dicen que se va a colar por el ojo de la cerradura de las aulas, la racionalidad pierde el control y la mente adulta imagina y entra en la desconfianza, el asco y la repulsa. Cambiar todo eso, lleva tiempo y un proceso laborioso de desaprendizaje y aceptación. Partiendo de la importancia del conocimiento y respeto por uno mismo/a, poder seguir en la labor de conseguir una ciudadanía presente y futura, que desde su edad en etapa Infantil y Primaria (cuando mayor es el desarrollo cerebral) tengan a su alcance recursos materiales y humanos para formarse como personas con criterio, autónomas, responsables, respetuosas, capaces de convivir en una sociedad variada e intercultural, es fundamental. Es teoría que se trabaja para vivenciarla en la práctica.

Respeto, credibilidad y confianza para la escuela pública ante la vara azuzadora. Para la concertada y la privada, a pesar de que jueguen con baraja propia, también. Lo heterogéneo siempre enriquece.

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