Enric Vivanco Fontquerni

Sin intermediarios

La democracia representativa goza de tan buena salud, como cualquier religión. Los creyentes son inmunes a las evidencias históricas, ya que jamás depositando una papeleta se cambia nada, y si hay algún matiz nuevo, es porque las clases dirigentes les interesan para seguir gobernando. El día de las votaciones, se vende como cualquier producto que encandila a las emociones, como que el coche individual, está unido a la libertad de movimiento, a pesar de los 55 millones de muertos al año, sin contar los heridos con secuelas, y a los muertos por enfermedades que genera su movilidad. Pero la engañifa sigue funcionando, y el planeta cada día está más cerca de irse al carajo. Se repite una y otra vez en la igualdad, en el momento de la votación , pero lo que se genera y se reafirma a la hora de contabilizar los resultados, es que se cosifica la indiferencia, con las diferencias, y todo sigue absolutamente igual, para la ciudadanía, no para los que se reparten las sillas. Las Constituciones, y las Leyes electorales, están pensadas para neutralizar cualquier posibilidad de cambio, es increíble que todavía no se sepa, o no se quiera verlo, los motivos de los que insistentemente argumentan que una papeleta, es como tener trilita en las manos, más bien lo compararía con el agua bendecida, por cualquier cura retrógrado, ya que se tienen las mismas posibilidades. La política no consiste en la confianza hacia los representantes, sino en todo lo contrario, en la desconfianza absoluta, a cualquiera que te dice lo que a uno le interesa. La ciudadanía, mientras no tenga la posibilidad de participar en los asuntos públicos, no se puede hablar de democracia, ya que las alianzas siempre van en contra de los proyectos políticos, y de sus promesas, los ejemplos son innumerables en toda la CE. Estoy esperando con candeletas, la regalía de dinero por la pandemia, será una mascarada más, eso sí muy bien vendida, por los que se venden sin ningún pudor. Es fácil censurar desde el sofá, muchos lo piensan, como el simpático, Iglesias. Pero hay ejemplos en que las consultas por temas concretos, producen erupciones volcánicas con insultos incluidos, ¡cómo no! El Brexit, que se está haciendo todo lo posible para que quede en una nota pie de página, ya que al empresariado cosmopolita, y vírico, no le gusta. En este otoño, los suizos, están convocados en una consulta, para validar la compra de aviones militares nuevos, o si continúan con los que tienen. Esto ¡sí!, es participación y democracia. Salga lo que salga, el resultado es indiferente, lo básico es que el dinero de la ciudadanía, tiene la posibilidad de poderse invertir en lo que crea oportuno. Naturalmente es puro populismo demagógico. Lo que interesa es que la partidocracia, siga funcionando a pleno rendimiento.

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