Tercera ola
En septiembre de 2020, en plena pandemia y dieciocho días después de su nombramiento como consejera de Salud, Gotzone Sagardui insistió en que necesitaba «tiempo» para conocer un departamento que hasta hacia unas semanas le era ajeno. A los cien días, Euskadi era la autonomía con los peores datos en la evolución de la pandemia, con la incidencia acumulada más alta de España, con más de 2.770 muertos, y con la gestión y credibilidad de Osakidetza por los suelos. Ahora toda la oposición parlamentaria y los seis sindicatos principales de Osakidetza han exigido la dimisión de la consejera de salud Gotzone Sagardui por la gestión de la pandemia del coronavirus en Euskadi y el descontrol en la vacunación. El gobierno de coalición PNV y PSE aplicando otra vez el rodillo de su mayoría, ha impedido un debate sobre el cese de Gotzone Sagardui en el Parlamento y seguramente impedirán que se constituya una comisión de investigación. Ahora, tenemos a la fiscalía investigando la vacunación irregular en Basurto y Santa Marina, tenemos a un alto cargo del Departamento de Salud y miembro «experto» del LABI destituido por saltarse el confinamiento para ir a jugar al golf, y tenemos una resolución del TSJPV autorizando la reapertura de la hostelería y rechazando los argumentos del Gobierno vasco. ¿Cuántos muertos más habrá antes de que el lehendakari admita que los nombramientos, más políticos que epidemiológicos, de la consejera de Salud y de ciertos responsables del LABI han sido un absoluto fracaso?