Enric Vivanco Fontquerni

Turistofobia

El gran problema de los sistemas económicos productivistas, como el capitalismo y el sistema comunista de China en la actualidad, son incapaces de auto gestionarse sin provocar deterioros irreversibles a la naturaleza, porque la naturaleza en su concepción ideológica está a su servicio para conseguir los máximos beneficios monetarios. El fenómeno turístico que vive Barcelona es un caso de libro respecto a la incapacidad intrínseca de autorregulación y solo será posible cuando estalle una crisis provocada por el propio modelo de estructura económica. Más del 15% del PIB, que genera el turismo se ha convertido en una bomba de relojería que tarde o temprano estallará. El sector se defiende insultando por medio de un adjetivo que describe una patología xenófoba, para los que dan el alerta del peligro y de los perjuicios medioambientales que acarrea la llegada de millones de humanos que visitan la ciudad. Como dispone de mucho dinero para publicidad desde los ambientes liberales y de izquierdas, encuentran con facilidad intelectuales orgánicos que en sus escritos y conferencias sueltan el gran hallazgo de turistofobia.

Todo insulto y más si se define como una patología racista, tiene su antídoto correspondiente y como tal es benefactor. Mientras no se den cuenta que están ayudando a los codicia filia, el presente y el futuro de la ciudad se está forjando un empobrecimiento cultural y social generalizado. La industria turística es la que tiene mayor capacidad de externalizar los costos materiales y medioambientales a su ciudadanía. La capacidad de corrupción es similar a la del tráfico de drogas, y a la trata de blancas, no hay que tomárselo como una broma, llevo desde finales de los ochenta, que ya intuí lo que nos venía encima con el proyecto de las izquierdas cosmopolitas, y he podido escuchar en diferentes seminarios a ponentes técnicos del consistorio, mencionar que no se podían enfrentar a las grandes corporaciones de la industria turística. Así que muy alertas, y se tendrá ocasión de constatar qué partidos políticos son los decentes y los justos, el futuro ya es presente.

Atentamente,

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