Último gudari muerto y ni pío institucional
Quede para la historia de Euzkadi, Euskadi, Euskal Herria, Hegoaldea, Vascongadas, País Vasco, Basque Country... que acaba de morir el último gudari –no quedan más− del único Ejército vasco que ha existido en la historia y las instituciones lo han pasado por alto. Salvo dos medios de comunicación –uno no es ETB−, el dato y error humano queda defenestrado sin rubor para el olvido. Una vez más, las administraciones miran a sus bolsillos personales y bien distraen o desconocen su historia, de la que debieran sentirse más que orgullosos. Somos ya muy pocos los que nos miramos en ellos y ellas como espejo. Fueron alrededor de 50.000 las personas que arriesgaron su vida por Euskadi, sin ser la mayoría militares: combatientes voluntarios ante un gigante contrario a los Derechos Humanos y libertades, libertades en plural, no la «libertad» de la ultraderecha. Fueron incontables los que murieron ante la munición golpista española y los que aún siguen desaparecidos.
Todo esto es una mentira. A ustedes no les importa ni la verdad, ni la justicia, y como han demostrado, salvo en casos suyos personales, menos, la reparación. Solo si hay dinero de por medio mueven sus culos. Todo es papel mojado y discursos escritos por otros que leer ante un micrófono.
Vayan estas letras para agradecer a mi abuelo y a mi abuela su lucha antifascista y, a continuación, antifranquista. Y el resto de familias vascas que haga lo mismo con los de casa, porque quienes nos representan les han olvidado, incluso a los suyos, a los de sus álbumes de fotos familiares. Miguel Arroyo, del Batallón Gernika, ha sido el último de los últimos y ni pío. Un poquito de por favor. Os han vuelto a enviar al olvido los vuestros el último día de vuestro Ejército, combatientes Moreno, Azkarate, Otsoa de Txintxetru, Ortiz Alfau, Sagastibeltza, Julia Hermosilla, Markuartu, Ardanza, Bujanda, Usabiaga, hermanos Gorriti...