Querida Amparo: Coincidimos, pues, en nuestro encuentro teórico con Lenin sobre la necesidad de la imaginación (que conlleva necesariamente esos ingredientes que tú citas: la ilusión y la pasión) para que se lleven a cabo procesos revolucionarios. Sobre ello, creo aconsejable hacerlo hoy a través de la edición de ¿Qué hacer? que hizo Atilio Boron para la editorial Luxemburg de Buenos Aires (octubre de 2004). Desde luego, comparto contigo tu alta valoración de la lucha actual del pueblo catalán, que pasa, mientras escribo estas líneas, por momentos trascendentales, y así mismo comparto la idea de que sería muy bueno que algún impulso análogo se produjera en Euskal Herria con la participación de la izquierda abertzale. (Seguramente eso está ocurriendo ya. Sea como sea, yo estoy dispuesto a reafirmarme en la tesis de que las revoluciones se hacen soñando. Tanto tiempo empleado en la escritura de mis libros sobre la imaginación habrá merecido finalmente la pena). Recibe, en fin, un gran abrazo de tu amigo.