Una vacuna contra la mediocridad
Nos encontramos de nuevo en una grave situación, donde vuelve a producirse el colapso en los hospitales y las autoridades toman mayores medidas restrictivas.
El recuento de víctimas es brutal y el hastío general es latente, el nuevo año comienza de la peor manera posible. Ante todo esto, la respuesta institucional es notablemente vergonzante e insultante cuanto menos.
¿Cómo es posible que en plena nueva grave crisis, con unos datos terroríficos, el responsable de sanidad abandone su puesto para ir de candidato a unas elecciones?
Pues sí, debe de ser que todo este tiempo le ha servido para hacer campaña y de esta manera, aspirar a liderar en Catalunya ese proyecto de convivencia con España. Prueba de ello, es la contrapartida con el señor Iceta para que entre en el Gobierno estatal y no muestre pataleta alguna.
Es de vergüenza, una serie de inútiles que se mofan de todo el sufrimiento colectivo. No es de extrañar, aquí en nuestra tierra ya se premió al fenómeno Gasco, partícipe del asqueroso metro impuesto a todos los donostiarras.
Cuanto menos sepas de algo, mejor, más serás ascendido y vacunado. Para el resto ya está la plebe, para pagar sus impuestos y para obedecer, para ser apaleados si cabe el caso por el mero hecho de querer ser libres.
No sabemos si llegarán esas vacunas venidas del imperio, ni si estaremos obligados a ponérnoslas, pero lo que sí estoy más que seguro, es que jamás existirá ni se podrá inventar una vacuna para su profunda mediocridad señorías.