Gerardo Hernández Zorroza

Usos de la palabra y la «historia oculta de Cristo»

Cristo no pretendió una Iglesia, ni intervenir con su palabra en la «masa social» haciendo el bien. No confundamos. Enseñaba otra cosa: el autoconocimiento a través de la escucha, que aprendió además de fuentes orientales, herméticas. Hay hasta 300 y pico evangelios apócrifos que cuentan distintas versiones de su historia, entre los que destacan: "La Pistis Sophia", el Evangelio de Tomás Dídimo (hermano de Jesús) y el de Maria Magdalena (su esposa –a todos los rabís o rabinos de la época se les exigía estar casados–); además, claro, de los elegidos y manipulados por la Iglesia para su función principal: servir de apoyo al imperio de Constantino. Y Pablo, no Pedro, fue el escogido por Jesús como pilar para difundir su Enseñanza, después de su cruz y ficción ("La Historia oculta de Cristo", José Luis Parise).

La «palabra», también puede ser usada, arteramente, como instrumento de propaganda y manipulación. Lo decía Adolf Hitler ("Mein Kampf", 1924): «Las masas de un pueblo siempre se someten al poder de la palabra...».

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