Javier Orcajada Del Castillo

Venganza del PSV por los Tercios de Flandes

La noticia de la humillante actuación de los hinchas del PSV con un grupo de mendigas en Madrid tiene mayor trascendencia de lo que se le ha prestado en los medios de difusión y debería ser motivo para reflexionar y sacar conclusiones más allá de darle un tono entre grotesco y vengativo de los medios contra los ejemplares y civilizados holandeses.

En este episodio están concernidas principalmente unas jóvenes mendigas que carecen de autoestima porque la sociedad las ha ignorado y se humillan hasta donde sea para supervivir. Es un colectivo con el que no cuenta el sistema porque tiene escaso impacto en la sociedad opulenta a la que nos han hecho creer que tenemos derecho, pero que quienes están excluidos, deben asumir que su medio de vida es la mendicidad, con las correspondientes consecuencias…

Los hinchas del PSV protagonistas, seguramente en Holanda serán ciudadanos que cumplen con las leyes de un estado desarrollado, pero es un colectivo sin estímulos más allá que ir a desfogarse viendo el partido de su amado PSV. Después, emborracharse conscientemente, para el lunes estar dispuestos a ir a su trabajo y formar parte del eslabón de la cadena que constituye una sociedad perfecta, pero sin ideales ni expectativas. Esta morralla acompaña a su club cuando juega en el extranjero y es donde liberan sus instintos porque en su país no se lo permitirían. En los países subdesarrollados culturalmente tienen barra libre y una de sus especialidades es la ofensa al que consideran marginal. Las víctimas en este caso han sido unas jóvenes sin capacidad para ser autónomas con dignidad y se las ingenian para lograr unos euros, aunque sea a costa de arrastrarse ante esos energúmenos.

La policía es el otro eslabón culpable, pues en las tomas se les ve junto a los hinchas y chicas echándoles calderilla para que las chicas se las disputen… Los policías observan con curiosidad el circo, como si fueran meros espectadores, que no va con ellos. No tenían órdenes al respecto y la condición esencial para lograr pertenecer al cuerpo es no pensar, sólo repartir estopa.

El único que actúa con dignidad es un viandante que se enfrenta a los fanáticos del PSV en defensa de las mendigas, se enfrenta a los cámaras que filman el vergonzoso espectáculo y acaba dándoles limosna de su propio bolsillo a las chicas, pidiéndoles que abandonen el lugar. Pero detrás de todo este drama que convierte la actuación de los policías y los borrachos en una comedia, están las autoridades que no han sido capaces de dar una salida digna a esas jóvenes marginadas porque no tiene interés para incorporarlas al sistema. Además, temen crear un conflicto internacional si ordena a los policías que actúen en defensa de personas que no se pueden valer por sí mismas.

Los políticos habrán analizado el asunto concluyendo que después del espectáculo que ofrece la democrática España ante el mundo es más eficaz instruir a los medios para que rebajen la tensión y que el asunto se convierta en una anécdota más de la muchas que se generan en las sociedades avanzadas que tienen asumido que la existencia de una proporción limitada de mendigos aporta un tono castizo folclórico y sirve para divertir a los aficionados al fútbol que son los que potencian el crecimiento del PIB del que tanto alardean nuestros políticos y que nos hace sentir a la ciudadanía que ya somos europeos.

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