Vivo en Mendiola
Vivo en Mendiola. Dicen que es un pueblo de Gasteiz, pero es al revés, Mendiola era antes que nuestra capital, en Kutzemendi estuvieron en la edad de bronce-hierro quienes nos precedieron, vascones caristios. Hoy tenemos un alcalde en Gasteiz que se niega a derruir o retirar la cruz falangista-franquista-nacionalcatólica situada en dicho cerro, exaltación de un golpe de estado contra una república legítima votada por muchedumbres, pobres sí, pero dignas, y la posterior mal llamada guerra civil, un auténtico genocidio criminal.
Convivo con vecinos diferentes, faltaría más, todos preocupados por esta pandemia, cuyo origen no es otro que el capitalismo salvaje en el que vivimos, la competitividad, la avaricia, la codicia sin límites.
Conocí los estados de excepción de los años 70. Esto es más de lo mismo. Han hecho cuentas: que se mueran los pensionistas, sin despedida ninguna, eso nos vamos a ahorrar, Los de la JEL (Jaungoikoa eta lege zaharra) se han retratado: yo en mi despacho, pero que no se cierre la empresa, si le toca a algún currela que se encargue la sanidad pública o la morgue. ¡Yo ya tengo mi sanidad privada y una buena fortuna acumulada con todos los chanchullos de mi familia y allegados, un auténtico cortijo!
Se abrirán las grandes alamedas, decía Salvador Allende. ¡Espabilemos! Nos han encerrado para que no gritemos. Preparémonos para la pelea, por la dignidad colectiva, no salgamos de esta como ellos quieren. Vamos a darles miedo. Hay una apuesta que hacer y se llama sociedad cooperativa socialista. Fuera la rapiña, la ambición económica despiadada. 60 días sin Alberto y Joaquín, indignante.
Se acabó la diversión, llegó el comandante y mandó a parar.