Dramas humanos de agosto, problemas políticos todo el año

La agenda informativa de que se nutre un diario como este tiene un contenido cada vez más divergente en agosto que el resto del año. La tendencia creciente es que este mes sea elegido por instituciones y fuerzas políticas para hacer su apagón anual: no hay decisiones ni reuniones, ni apenas comparecencias, entrevistas, declaraciones... También para la ciudadanía en general, agosto es mes vacacional por excelencia, lo que llena esa agenda de sucesos derivados de actividades de ocio, ya sean en Falces o en Tayikistán.

Sin embargo, este agosto resulta especialmente notorio que hay dramas humanos que no tienen paréntesis en Euskal Herria; se reproducen todo el año y en este mes adquieren idéntica o mayor intensidad y de paso también más eco por esa ausencia de la omnipresente información estrictamente política. En algunos casos son tratados como sucesos, pero no lo son; más aún, son política en la medida en que su solución pasa ineludiblemente por respuestas políticas, públicas.

Trabajadores, mujeres, presos, inmigrantes

Agosto está dejando por ejemplo un rosario de accidentes laborales mortales que pide a gritos una reflexión profunda. En estos 19 días de asueto generalizado, ocho trabajadores han perdido la vida en el tajo en Euskal Herria. Casi todos pertenecían a esos sectores que no pueden detener su actividad en estas fechas, ni en ninguna: agricultura, pesca, transporte, construcción. Aunque en su propia definición lleven la palabra «accidente», basta fijarse en cómo han ocurrido las tragedias de Viana, Iruñea, Hondarribia... para constatar que no son sucesos fruto de la fatalidad o el azar, sino de un déficit en las condiciones de trabajo que termina resultando letal. Y que por tanto debe tener soluciones.

La lacra del machismo vuelve a manifestarse también este agosto en toda su crudeza y en todo el mapa vasco, con agresiones sexuales a menores en Donostia o Gasteiz, ataques en fiestas de Agoitz o Larrabetzu, antes en Baiona o Tutera... La pionera prioridad dada al problema en los Sanfermines de Iruñea se ha convertido en modelo de referencia y ha abierto camino en otras ciudades y pueblos, pero este mes evidencia que queda mucha lucha todavía y que se requiere mayor eficacia a todos los niveles, desde el educativo al policial-judicial.

Mucho más sencillo y rápido resultaría evitar que este mismo fin de semana –y el anterior y el siguiente...– miles de personas dejaran de tener que realizar viajes interminables para visitar a los presos y presas vascos alejados a la otra punta de la Península o del Hexágono. Las campañas de entes como la Dirección General de Tráfico española instando a incrementar la atención en las carreteras en estas fechas contrasta sin pudor alguno con la sucesión de accidentes y sustos impuestos gratuitamente a familiares y amigos. Resulta muy clarificador que esta semana que concluye los dos presos que han vuelto a casa tras concluir sus condenas lo hayan hecho desde Puerto de Santa María (Joseba Enbeita) y Algeciras (Leire Etxeberria). Extremamente alejados hasta el último de sus muchos días de cautiverio, 24 y 12 años respectivamente, ¿por qué y para qué?

Y junto a ese viejo problema, otro de nuevo cuño pero también dramático: el de la llegada de inmigrantes a Euskal Herria. La falsedad de que en este tema existía igualmente un «oasis vasco» se derrumba desde que en la estación de autobuses de Donostia apareció ante los ojos de la opinión pública la realidad de subsaharianos en tránsito, asustados, despistados y desvalidos, pero al menos supervivientes tras la odisea del Mediterráneo y la compleja ruta de la Península. Hoy es el día, esta misma semana, en que instituciones vascas revelan con datos una realidad antes invisibilizada: 471 inmigrantes atendidos por su red solamente el pasado fin de semana, 471 cuya epopeya no habrá acabado seguramente aquí sino que seguirá ahora mismo, intentando esquivar a policías en fronteras internas europeas como Irun.

Humanismo y política

Los cuatro temas referidos y otros que se podrían sumar conforman una buena agenda de prioridades para el retorno de la actividad política en setiembre. Son problemáticas que pueden ser paliadas –y de hecho lo son– por una implicación ciudadana de carácter humanista, pero que nunca se podrán resolver completamente sin decisiones institucionales, acuerdos, políticas públicas, presupuestos en algunos casos... Cuatro retos inmediatos para una política nueva, humanista.

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