El pacto sanitario y el fiscal deberían ir alineados
Con los votos a favor de PNV, PSE y Elkarrekin Podemos, ayer se aprobaron en las Juntas Generales de Gipuzkoa los retoques fiscales que regirán en los tres territorios de la CAV gracias al pacto entre esos partidos. Esas fuerzas sostienen que los cambios «beneficiarán a 330.000 contribuyentes, lo que supone el 80% del total». Se entiende que eso supone rebajas en los impuestos, por lo que, tal y como denunció EH Bildu, el resultado será que se recaude menos dinero. Esto contraviene la opinión de diferentes expertos que comparecieron, precisamente en Gipuzkoa, y que planteaban que el problema era la descompensación entre las rentas de trabajo y las de capital, en favor de estas últimas. También señalaron la necesidad de recaudar más para sostener los servicios públicos, para lo que harían falta no solo retoques, sino una revisión seria y una reforma fiscal.
Desde el Gobierno de Lakua se viene avisando que hay que reflexionar sobre los servicios públicos que quiere tener la sociedad vasca, y sobre cómo se van a financiar. En ese sentido, ante las críticas que recibió el Ejecutivo de Iñigo Urkullu por dejar caer la calidad del servicio que ofrecía Osakidetza, se organizó el Pacto de Salud, cuya Mesa se volvió a reunir ayer. Con los altibajos lógicos de un proceso así, ese pacto ha ido bosquejando algunos de los consensos a partir de los cuales habrá que resetear el sistema sanitario. Ayer volvieron a aparecer algunos de los nudos gordianos de este debate, como los intereses contrapuestos o el riesgo de la privatización. Es evidente que ha habido errores de cálculo que han llevado a la situación actual en Osakidetza, pero también es evidente que el gasto sanitario va a seguir creciendo y que eso obliga a incrementar la recaudación. En caso de que se alcance un acuerdo, lo sustancial será determinar cómo se va a sostener socioeconómicamente ese pacto.
La desigualdad no va a ceder bajando los impuestos a los que menos recursos tienen, sino subiéndoselos a quienes tienen de sobra. Y, sobre todo, teniendo servicios públicos de educación y salud de alta calidad. Este es el debate central, si no se quiere caer en los errores de siempre.