Cualquier perceptor del subsidio de desempleo que obtenga cualquier otro ingreso, por pequeño que sea, inmediatamente pierde el subsidio y es sancionado como corresponda, aunque su situación económica sea desesperada. Pero, al parecer, la Administración en ciertos casos no es tan diligente y vigilante. Por ejemplo, si se confirmarse la denuncia de que el exdelegado del Gobierno español en la CAV Mikel Cabieces cobró el paro durante un periodo en el que estaba percibiendo una jugosa cantidad de Iberdrola y Kutxabank. Ciertamente, la denuncia de los sindicatos y organizaciones sociales que han hecho público el presunto fraude está fundamentada en los datos a los que han tenido acceso casualmente, por estar en poder del juzgado de instrucción donde se abrieron las diligencias previas por el presunto fraude en Kutxabank, caso en el que son acusación popular.

Mikel Cabieces negaba ayer lo denunciado y decía que se reserva todas las acciones legales oportunas. En efecto, resulta difícil de creer el cobro de 14.000 euros del paro por quien en ese periodo de tiempo está cobrando más de 100.000, también por el grado de mezquidad que ello conllevaría. Como resultaba difícil de creer que un servidor público, una vez terminado su servicio, por el que ha percibido la remuneración correspondiente, acepte cobrar 6.000 euros mensuales, hasta una cantidad de 243.592, por una labor que nadie conoce, ni siquiera él. Es difícil de creer que una entidad financiera pague esa cantidad, con el dinero de sus clientes, porque un representante político le ha informado de que es habitual «colocar» de forma encubierta a quienes han prestados sus servicios «contra el terrorismo». Y difícil de creer que a los principales partidos políticos les parezca normal, lo acepten y colaboren con esa práctica habitual.

Acusa Cabieces a sus denunciantes de utilizar la mentira como arma electoral. El resto de implicados en esa cadena de chanchullos también apuntaron a un culpable de su podredumbre ética: «el terrorismo». Increíble.