Frente a la centralización, la soberanía es la única vía

Cualquier oportunidad es buena para hacer doblar la cerviz a las fuerzas independentistas, también a las autonomistas, en Madrid ya no están para matices. El Gobierno español presidido por Pedro Sánchez ha demostrado sobradamente su carácter centralista durante la gestión de la emergencia sanitaria y ahora quiere utilizar el reparto de los fondos aprobados en la reciente cumbre europea para que las autonomías vuelvan a rendir pleitesía al Ejecutivo español. Esa es la sustancia de la reunión que ha organizado con los presidentes autonómicos mañana en La Rioja.
Al parecer, no pensaban en Madrid que ni la CAV ni Catalunya pudieran desentenderse de un encuentro en la que se hablará de reparto de dinero, pero muy previsiblemente también de las directrices que marcarán los próximos presupuestos. Pero hasta la sumisión suele tener un límite. Tanto Quim Torra como Iñigo Urkullu han decidido no participar, pero por razones bien distintas. Mientras el president catalán denuncia las continuas hostilidades por parte del Estado y la ausencia de diálogo, las razones de Urkullu son más prosaicas. Sabedor de que ni el Concierto ni el Convenio Económico son en realidad sistemas diferenciados de financiación, la única manera de que lo parezcan es explotando las diferencias formales. Una reunión previa hubiera permitido a Urkullu vender el mismo resultado que obtendrá el viernes como un logro del actual Concierto, como si fuera un modelo al margen del sistema autonómico. Sin embargo, la crisis del Estado de las autonomías ha llegado a tal punto que hace inviable incluso hasta la más nimia diferencia formal.
Este contexto de subordinación y dependencia pesará en el reparto de fondos y en los criterios presupuestarios, que serán definidos en función de las necesidades del Gobierno español y no de los recursos y necesidades de Euskal Herria. A este país no le queda otro camino para superar la crisis actual que apostar por la soberanía plena.

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