La desigualdad no deja de crecer en la CAV

El segundo informe sobre exclusión y desarrollo social en Euskadi elaborado por Foessa para Cáritas concluye que la exclusión social es una realidad persistente en nuestro país, por encima de coyunturas económicas más o menos favorables. Apunta además, al contrario de lo que se suele pensar, que la CAV no encabeza el ranking de comunidades con menores porcentajes de exclusión, sino que en esa clasificación es superada por La Rioja, Cantabria y Asturias.

El informe señala que el 15,2% de la población, 334.000 personas, está excluida. Define a este grupo como «sociedad estancada». De ellas, 194.000 se encuentran en una condición de exclusión severa, y alrededor de la mitad de estas, unas 90.000 personas, en una situación extrema. El informe califica a este último grupo como «sociedad expulsada», personas preocupadas únicamente por poder sobrevivir día a día. Pero el informe también apunta a otro colectivo de 360.000 personas que, aunque está integrado, se encuentra en un estado de gran inseguridad debido a que su colchón de resistencia es muy exiguo. En este sentido, el informe concluye que en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa convive una mejora de los niveles de integración con un aumento de la exclusión más severa, es decir, está aumentando la distancia entre las personas con dificultades y el resto de la sociedad, haciendo de Euskadi una de las comunidades más desiguales del Estado, algo que los discursos oficiales ocultan sistemáticamente.

Esta evolución social cuestiona directamente las actuales políticas públicas de protección social y distribución de la riqueza. Y aunque la sociedad vasca es mayoritariamente favorable (75,6%) a un aumento de las prestaciones pagando más impuestos, los jeltzales siguen coqueteando con cierta campaña mediática que busca eliminar el Impuesto de Patrimonio, lo que significaría alinearse al lado de los poderosos frente a los valores sociales solidarios y progresistas que son hegemónicos en la sociedad vasca.

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