La Mancomunidad Vasca consolida su referencia

Los aniversarios suelen ser momentos de celebración, pero también son una ocasión para valorar el camino recorrido y una oportunidad para reflexionar sobre los retos del futuro. A punto de cumplirse un año de la creación de la Mancomunidad Vasca en Ipar Euskal Herria ha llegado el tiempo de conmemoración, pero también de la evaluación y la reflexión.

El despliegue de una institución nunca resulta una tarea fácil y más cuando esta nace con importantes déficit legales y competenciales. A pesar de todo, sus líderes entendieron desde el principio que la creación de esta institución era una oportunidad para avanzar y para hacer país. Y desde esa perspectiva hoy pueden decir que el recorrido ha sido fructífero. Quizás el reto más importante que ha tenido que superar este primer año la Mancomunidad Vasca ha sido el de la desconfianza entre el interior y la costa, resultado del gran desequilibrio de población e infraestructuras existente y que la nueva institución podía perpetuar. Una gestión cercana en el día a día ha permitido deshacer esos miedos y la ciudadanía de Ipar Euskal Herria palpa ya los frutos de una administración de los servicios propia. En la gestión ordinaria se pueden implementar políticas propias, pero el verdadero alcance de una institución está en los proyectos y planes de carácter estratégico, aquellos que dan forma a un país, pero que necesitan de periodos de tiempo más largos para madurar. Las perspectiva a futuro siguen siendo muy amplias.

Como en alguna ocasión ha dicho el presidente de la Mancomunidad Vasca, Jean-Rene Etchegaray, es una iniciativa de la inteligencia de un territorio para superar los límites y los vacíos de la ley. Palabras que recogen de modo claro el espíritu que anima el trabajo de los rectores de la Mancomunidad. Un espíritu perfectamente extrapolable al conjunto del país y que debería servir de guía para continuar dando forma a Euskal Herria por encima de vacíos competenciales y límites impuestos.

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