Las urnas no aplacan las turbulencias en Alemania
Los resultados de las elecciones en Alemania no han diferido mucho de lo adelantado por las encuestas. Han ganado los conservadores de la CDU, encabezados por Friedrich Merz, con algo más del 28% de los votos y una subida de 4 puntos. En segunda posición ha quedado la ultraderechista AfD con un histórico 20%, diez puntos más que en los anteriores comicios. Una subida preocupante. En tercer lugar, los socialdemócratas del SPD, que han perdido nueve puntos y solo logran un 16%. Los Verdes se dejan tres puntos y suman el 11%. Die Linke ha obtenido un buen resultado al subir casi 4 puntos y acercarse al 9%. Además, ha logrado una victoria altamente simbólica al vencer en Berlín. Fuera del Parlamento quedan la escisión de Die Linke, Alianza Sahra Wagenknecht (BSW), por tres centésimas, y los liberales del FDP.
De los resultados electorales destaca, en primer lugar, la alta participación, cada vez menos habitual en las democracias liberales. Votó casi el 84% del censo, el registro más alto desde 1990, justo después de la reunificación de Alemania. Un dato que subraya la importancia del momento político. El declive industrial, los altos precios de la energía, la carestía de la vida, la persistente división entre el este y oeste y el debate sobre la migración destacan entre los retos del próximo Ejecutivo en el ámbito interno. La guerra en Ucrania, el genocidio en Gaza, la militarización, el futuro de la Unión Europea y el cambio de rumbo de la nueva Administración Trump marcarán los principales desafíos del nuevo Gobierno en el escenario internacional, donde el lugar de Europa en el mundo y las relaciones con China necesitan de una urgente redefinición.
En estas turbulentas aguas tendrá que navegar Merz, un abogado que ha trabajado para el fondo buitre estadounidense BlackRock. Un atlantista convencido, pero con fama de oportunista. Negociar una gran coalición con el SPD es oficialmente la primera opción, lo que daría al país una estabilidad trivial. La ultraderecha tiende su mano a sabiendas de que gana tanto si la desprecian como si la estrechan. Frenar el asalto de las fuerzas retrógradas y autoritarias al poder es un deber democrático común. La CDU debe aclarar si lo ve así.